Moisés, líder de una generación[1]
Introducción
Sin duda, si tuviéramos que pensar en líder generacional, tendríamos que apuntar a la vida Moisés, el gran líder de Israel, quien tuvo la monumental responsabilidad de guiar a toda una generación desde Egipto hasta la tierra prometida, durante cerca de cuarenta años. Es precisamente en la vida de Moisés, donde podemos encontrar las bases bíblicas de un líder que guía a toda una generación hacia la voluntad de Dios. La trascendencia de Moisés fue tal, que aun el autor de Deuteronomio (34:10-12), reconoce sin mezquindad que como él no se había levantado otro líder profético que guiara a toda una generación en las condiciones mas terribles, como él lo hizo.
Liderar una generación empieza con un llamado de parte de Dios
El líder de una generación no empieza su obra por cuenta propia. Es Dios quien primeramente le llama, le da una visión y las herramientas necesarias para desarrollar las tareas que le va a asignar. En la vida de Moisés podemos ver claramente esto. Mientras él esperaba acabar sus días en Madián, al lado de su esposa, sus hijos y su suegro, Dios tenía preparado un propósito para su vida: liderar a toda una generación, no sólo a la libertad, si no que por encima de eso, hacia la voluntad misma de Dios.
En Éxodo capítulo 3 encontramos precisamente el momento en el cual Dios se aparece a Moisés de manera sobrenatural y le comunica la decisión de liberar a su pueblo a causa de sus múltiples oraciones de ellos. Pero también le comunica a Moisés el llamado personal que tiene para él. En el verso 10 se lee así, ‘Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel’. No se puede liderar a una generación a menos que uno reciba un llamado especial de parte de Dios. Cuando Dios llama, también ayuda a cumplir la tarea que nos da (Ex. 3:12a). El llamado de Dios es un asunto ‘no negociable’ (recordar el llamado y la tarea de Jonás). Moisés trata de escabullirse poniendo algunos ‘peros’ (cf. Ex. 4:10), sin embargo nadie puede ser más fuerte que el llamado de Dios.
Algunos sociólogos han etiquetado a la generación de los años 70 y 80 como la ‘Generación X’. Su fundamento principal es que esta generación, es una que se ha perdido en el tiempo, sin producir líderes emergentes que sepan guiar los destinos de toda una generación. Sin embargo, creemos que el Señor esta llamando personas en los diferentes países, lenguas y razas, para guiar a su generación hacia su propósito. Dios todavía continúa llamando Moisés modernos que impacten su generación con el poder del Espíritu Santo. Por eso nuestra oración debiera ser, ‘Señor envía obreros a tu mies’ (Mt. 9:38), pero también ‘Heme aquí, envíame a mí’ (Is. 6:8).
El líder de una generación no empieza su obra por cuenta propia. Es Dios quien primeramente le llama, le da una visión y las herramientas necesarias para desarrollar las tareas que le va a asignar. En la vida de Moisés podemos ver claramente esto. Mientras él esperaba acabar sus días en Madián, al lado de su esposa, sus hijos y su suegro, Dios tenía preparado un propósito para su vida: liderar a toda una generación, no sólo a la libertad, si no que por encima de eso, hacia la voluntad misma de Dios.
En Éxodo capítulo 3 encontramos precisamente el momento en el cual Dios se aparece a Moisés de manera sobrenatural y le comunica la decisión de liberar a su pueblo a causa de sus múltiples oraciones de ellos. Pero también le comunica a Moisés el llamado personal que tiene para él. En el verso 10 se lee así, ‘Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel’. No se puede liderar a una generación a menos que uno reciba un llamado especial de parte de Dios. Cuando Dios llama, también ayuda a cumplir la tarea que nos da (Ex. 3:12a). El llamado de Dios es un asunto ‘no negociable’ (recordar el llamado y la tarea de Jonás). Moisés trata de escabullirse poniendo algunos ‘peros’ (cf. Ex. 4:10), sin embargo nadie puede ser más fuerte que el llamado de Dios.
Algunos sociólogos han etiquetado a la generación de los años 70 y 80 como la ‘Generación X’. Su fundamento principal es que esta generación, es una que se ha perdido en el tiempo, sin producir líderes emergentes que sepan guiar los destinos de toda una generación. Sin embargo, creemos que el Señor esta llamando personas en los diferentes países, lenguas y razas, para guiar a su generación hacia su propósito. Dios todavía continúa llamando Moisés modernos que impacten su generación con el poder del Espíritu Santo. Por eso nuestra oración debiera ser, ‘Señor envía obreros a tu mies’ (Mt. 9:38), pero también ‘Heme aquí, envíame a mí’ (Is. 6:8).
La preparación del líder generacional
Moisés tuvo una doble preparación, por una lado, en la corte del Faraón (digamos, preparación intelectual) y también otra en el desierto (digamos, preparación espiritual). Por algún propósito Moisés llegó a la corte del faraón, Dios siempre tiene un propósito y a veces nosotros no alcanzamos a discernirlo. Moisés absorbió toda la ‘ciencia’ y el conocimiento secular de los Egipcios, los grandes arquitectos y constructores de pirámides y todas las maravillas del mundo antiguo. Sin embargo eso no sería suficiente para llevar a cabo la tarea que Dios le habría de encomendar. Moisés necesitaba algo más, algo que está por encima de toda ‘ciencia’. El debía de entender que, aun habiendo sido formado en la élite del conocimiento del mundo antiguo, eso era nada si Dios no le guiaba, si Dios no le preparaba y le capacitaba para liderar a su pueblo hacia la promesa de la tierra prometida. Podríamos decir que la primera preparación de Moisés duro 40 años en la corte del Faraón y la segunda 40 años mas en Madián. Mientras que en los primeros 40 años él pensaba ‘ser’ alguien, los 40 años siguientes se dio cuenta que ‘no era nadie’.
Los líderes generacionales no le deben de temer a la doble preparación. ¡Dios también se mueve a través de nuestra preparación ‘secular’!. Sin embargo lo más importante es la preparación espiritual. Tal fue el caso de Pablo, de Martín Lutero, John Wesley y otros muchos más, a quienes Dios ha levantado para guiar a toda una generación hacia su propósito divino. En esto debemos de entender que nuestra competencia no proviene de nosotros mismo, sino a través de nosotros. Para Pablo esto estaba muy claro, el escribió, ‘No es que nosotros mismos estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo lo que podemos hacer viene de Dios’ (2 Cor. 3:5).
Moisés tuvo una doble preparación, por una lado, en la corte del Faraón (digamos, preparación intelectual) y también otra en el desierto (digamos, preparación espiritual). Por algún propósito Moisés llegó a la corte del faraón, Dios siempre tiene un propósito y a veces nosotros no alcanzamos a discernirlo. Moisés absorbió toda la ‘ciencia’ y el conocimiento secular de los Egipcios, los grandes arquitectos y constructores de pirámides y todas las maravillas del mundo antiguo. Sin embargo eso no sería suficiente para llevar a cabo la tarea que Dios le habría de encomendar. Moisés necesitaba algo más, algo que está por encima de toda ‘ciencia’. El debía de entender que, aun habiendo sido formado en la élite del conocimiento del mundo antiguo, eso era nada si Dios no le guiaba, si Dios no le preparaba y le capacitaba para liderar a su pueblo hacia la promesa de la tierra prometida. Podríamos decir que la primera preparación de Moisés duro 40 años en la corte del Faraón y la segunda 40 años mas en Madián. Mientras que en los primeros 40 años él pensaba ‘ser’ alguien, los 40 años siguientes se dio cuenta que ‘no era nadie’.
Los líderes generacionales no le deben de temer a la doble preparación. ¡Dios también se mueve a través de nuestra preparación ‘secular’!. Sin embargo lo más importante es la preparación espiritual. Tal fue el caso de Pablo, de Martín Lutero, John Wesley y otros muchos más, a quienes Dios ha levantado para guiar a toda una generación hacia su propósito divino. En esto debemos de entender que nuestra competencia no proviene de nosotros mismo, sino a través de nosotros. Para Pablo esto estaba muy claro, el escribió, ‘No es que nosotros mismos estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo lo que podemos hacer viene de Dios’ (2 Cor. 3:5).
La tarea del líder generacional
Ahora que Dios había llamado a Moisés y lo había preparado por 40 años, le notifica cual va a ser su tarea, ‘…te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel’ (Ex. 3:10b). No tiene sentido ser un líder generacional si no se tiene una tarea. El problema actual es que muchos anhelamos el liderazgo, sin embargo rechazamos la tarea, es decir el servicio. A veces se ve el liderazgo como una forma posición nomás y no como una vida de servicio. La tarea de Moisés no fue fácil, el encontró muchas dificultades. Encontró a un Faraón con un corazón endurecido y aun pueblo problemático en el desierto que al menor descuido se entregaba a la idolatría, que siempre estaba quejándose y subestimando la gran obra de Dios en medio de ellos. Aunque la tarea de un líder generacional no es fácil, la garantía es que Dios estará siempre acompañando y sosteniendo a los que él ha llamado (cf. Josué 1:5).
Ahora que Dios había llamado a Moisés y lo había preparado por 40 años, le notifica cual va a ser su tarea, ‘…te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel’ (Ex. 3:10b). No tiene sentido ser un líder generacional si no se tiene una tarea. El problema actual es que muchos anhelamos el liderazgo, sin embargo rechazamos la tarea, es decir el servicio. A veces se ve el liderazgo como una forma posición nomás y no como una vida de servicio. La tarea de Moisés no fue fácil, el encontró muchas dificultades. Encontró a un Faraón con un corazón endurecido y aun pueblo problemático en el desierto que al menor descuido se entregaba a la idolatría, que siempre estaba quejándose y subestimando la gran obra de Dios en medio de ellos. Aunque la tarea de un líder generacional no es fácil, la garantía es que Dios estará siempre acompañando y sosteniendo a los que él ha llamado (cf. Josué 1:5).
La autoridad y las herramientas que recibe el líder que guía a una generación
Moisés, ni ningún líder generacional, basa su tarea sólo en sus capacidades, sino en la autoridad que se recibe de parte de Dios. Moisés había declarado ¿quién soy yo? (3:11). El Señor le respondió, ‘…Así dirás a los hijos de Israel: “<> me envió a vosotros” (3:14b). El Faraón probablemente era el hombre más poderoso de su tiempo, sin embargo, Moisés tenía que saber que él era el embajador de la persona más poderosa de todo el universo. La autoridad del líder descansa sobre la autoridad que Dios le ha dado, no se ‘inventa’ su propia autoridad.
Además de esto, Dios provee de herramientas para que los líderes generacionales puedan realizar su tarea. A Moisés le proveyó de ayuda frente a un problema fisiológico (tartamudez), la ayuda fue su propio hermano (Ex. 4:14-16, 27). También le proveyó de herramientas milagrosas, tal fue el caso de su vara que se convertía en una culebra (Ex. 4:2-3; 7:9-12). También le dio la potestad de atraer las plagas de Dios sobre el pueblo de Egipto. Cuando Dios llama a los líderes generacionales, también los equipa para poder desarrollar su tarea. Dios nunca deja a sus ministros a sus propias expensas, él provee todo lo necesario para el cumplimiento de sus propósitos.
Moisés, ni ningún líder generacional, basa su tarea sólo en sus capacidades, sino en la autoridad que se recibe de parte de Dios. Moisés había declarado ¿quién soy yo? (3:11). El Señor le respondió, ‘…Así dirás a los hijos de Israel: “<
Además de esto, Dios provee de herramientas para que los líderes generacionales puedan realizar su tarea. A Moisés le proveyó de ayuda frente a un problema fisiológico (tartamudez), la ayuda fue su propio hermano (Ex. 4:14-16, 27). También le proveyó de herramientas milagrosas, tal fue el caso de su vara que se convertía en una culebra (Ex. 4:2-3; 7:9-12). También le dio la potestad de atraer las plagas de Dios sobre el pueblo de Egipto. Cuando Dios llama a los líderes generacionales, también los equipa para poder desarrollar su tarea. Dios nunca deja a sus ministros a sus propias expensas, él provee todo lo necesario para el cumplimiento de sus propósitos.
Las dificultades que confronta el líder de una generación
Ya hemos mencionado que la tarea del líder nunca es fácil. Moisés tuvo que lidiar no sólo con su complejo de inferioridad, su cobardía (al inicio de su llamado), si no que también tuvo que enfrentar a un Faraón implacable y a un pueblo inconforme y desobediente. Estuvo a punto de la muerte por afrontar los rigores de ser un líder generacional para Israel (Ex. 18:18). Ser líder generacional no es un asunto de posición ni de fama, sino de trabajo duro y humildad, para con el pueblo, y para con Dios.
Ya hemos mencionado que la tarea del líder nunca es fácil. Moisés tuvo que lidiar no sólo con su complejo de inferioridad, su cobardía (al inicio de su llamado), si no que también tuvo que enfrentar a un Faraón implacable y a un pueblo inconforme y desobediente. Estuvo a punto de la muerte por afrontar los rigores de ser un líder generacional para Israel (Ex. 18:18). Ser líder generacional no es un asunto de posición ni de fama, sino de trabajo duro y humildad, para con el pueblo, y para con Dios.
La ayuda que recibe el líder de una generación
En la historia del pueblo de Dios no existen líderes solitarios que quieran guiar a una generación. Los líderes están llamados a ser los ‘directores de la orquesta’ y no ser ‘toda la orquesta’ en si misma. Jesús mismo llamó a los doce discípulos para llevar a cabo su labor suprema de líder generacional. ¡Aun él, siendo el hijo de Dios, no se propuso una tarea solitaria! Los líderes generacionales saben perfectamente esto, no se puede pretender ser todo el equipo, una sola persona no puede impactar toda una generación. Moisés contó con la ayuda de Aarón y Hur, para que sus manos no decayeran durante su oración, cuando el pueblo peleaba contra Amalec (Ex. 17:11-12). También contó con la ayuda de jueces que ayudaban a resolver los problemas del pueblo (Ex. 18:25, 26).
En la historia del pueblo de Dios no existen líderes solitarios que quieran guiar a una generación. Los líderes están llamados a ser los ‘directores de la orquesta’ y no ser ‘toda la orquesta’ en si misma. Jesús mismo llamó a los doce discípulos para llevar a cabo su labor suprema de líder generacional. ¡Aun él, siendo el hijo de Dios, no se propuso una tarea solitaria! Los líderes generacionales saben perfectamente esto, no se puede pretender ser todo el equipo, una sola persona no puede impactar toda una generación. Moisés contó con la ayuda de Aarón y Hur, para que sus manos no decayeran durante su oración, cuando el pueblo peleaba contra Amalec (Ex. 17:11-12). También contó con la ayuda de jueces que ayudaban a resolver los problemas del pueblo (Ex. 18:25, 26).
La transmisión de la posta entre líderes generacionales
Los líderes generacionales miran más allá de su propia generación. Piensan en la continuidad de la tarea que Dios les ha encargado y entrenan a otros para que, cuando ya no estén, sus discípulos puedan continuar con la visión. Pablo, por ejemplo, preparó a Timoteo, y le encargo a éste, que lo siga haciendo con otros (2 Tim. 2:2). Moisés preparó a Josué para continuar con la tarea de llevar a Israel hasta la tierra prometida. Puesto que él no podía completar esta tarea debido a su desobediencia. Al final de su vida, Moisés tenía que pasar la posta a Josué, aun esto fue por voluntad divina (Num. 27:18; 34:17; Deut. 1:38; 3:28; 34:9). Esto es lo que hace diferente a los líderes generacionales, de los otros líderes, ellos muestran su preocupación y su compromiso más allá de su propia existencia. La tarea de un líder generacional no acaba con su muerte.
Los líderes generacionales miran más allá de su propia generación. Piensan en la continuidad de la tarea que Dios les ha encargado y entrenan a otros para que, cuando ya no estén, sus discípulos puedan continuar con la visión. Pablo, por ejemplo, preparó a Timoteo, y le encargo a éste, que lo siga haciendo con otros (2 Tim. 2:2). Moisés preparó a Josué para continuar con la tarea de llevar a Israel hasta la tierra prometida. Puesto que él no podía completar esta tarea debido a su desobediencia. Al final de su vida, Moisés tenía que pasar la posta a Josué, aun esto fue por voluntad divina (Num. 27:18; 34:17; Deut. 1:38; 3:28; 34:9). Esto es lo que hace diferente a los líderes generacionales, de los otros líderes, ellos muestran su preocupación y su compromiso más allá de su propia existencia. La tarea de un líder generacional no acaba con su muerte.
Epílogo
Como dijéramos anteriormente, Dios esta levantando una nueva generación de líderes a quienes está llamando para una tarea enorme, como la antesala a la Segunda Venida de Cristo. Tal vez tú seas uno de esos líderes, recuerda la vida de Moisés y anímate, el Señor declarará a su tiempo sus propósitos para tu vida, espera en oración y prepárate. Dios requiere de nuestras vidas para llevar a cabo el cumplimiento de su voluntad y de sus propósitos.
Como dijéramos anteriormente, Dios esta levantando una nueva generación de líderes a quienes está llamando para una tarea enorme, como la antesala a la Segunda Venida de Cristo. Tal vez tú seas uno de esos líderes, recuerda la vida de Moisés y anímate, el Señor declarará a su tiempo sus propósitos para tu vida, espera en oración y prepárate. Dios requiere de nuestras vidas para llevar a cabo el cumplimiento de su voluntad y de sus propósitos.
[1] Conferencia dictada por el Pst. Silas Ramos Palomino, en la ciudad de Moquegua, el 29 de Junio del 2007, para la Iglesia Nacional ‘Los Amigos’ (INELA – Región Costa)
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