viernes, 30 de enero de 2009

Sermon 1 (Las dificultades en la vida cristiana)

Pasaje: Santiago 1:1-11.
Tema: Las dificultades en la vida cristiana

Introducción
Al iniciar ésta carta, Santiago nos presenta cuatro dificultades comunes en la vida cristiana, todos ellos constituyen pruebas que ayudan al creyente a crecer en paciencia y en su proceso de maduración cristiana. Santiago, como pastor preocupado, se propone proveernos consejos prácticos, de cómo se puede superar estas dificultades, que muchas veces son el camino normal que tenemos que transitar en nuestro peregrinaje, hasta llegar a la vida eterna.

I. Las pruebas, en sentido general (vv.2-4)
A. La palabra ‘pruebas’ (peirasmój), ‘describe todo tipo de problemas o tribulaciones que interrumpen una condición normal de paz, comodidad, gozo y felicidad en la vida de una persona’ (MacArthur). Son permitidas por Dios a fin de que descubrir la naturaleza verdadera cada persona.
B. Deben de ser recibidas con gozo. La reacción natural frente a las pruebas no siempre es de alegría, es por eso que Santiago nos invita a asumir las pruebas de una manera totalmente diferente: con gozo. No es un falso gozo que funcione como un simple escapismo, es un gozo real el que nos demanda Santiago, en medio de las dificultades de la vida cristiana[1]. El gozo, y no la desesperación, es la repuesta cristiana a las vicisitudes de la vida. Pero para eso es mejor reflexionar en el para qué, puesto que, en las dificultades que surgen en la vida cristiana, el ¿para qué? es mucho más importante que el ¿por qué? De eso hablaremos precisamente a continuación.
C. Son dadas para producir en nosotros paciencia. Las pruebas tienen un propósito definido. Santiago nos habla precisamente de este propósito, que no es otra cosa que desarrollar en nosotros la virtud de la paciencia. La paciencia ‘es mucho mas que soportar pasivamente o sumisión quieta’ (Doerksen, 1996, p.17) una circunstancia difícil. La paciencia tiene que ver con resistir de una manera proactiva, de manera que la fe no se debilite, sino que, por el contrario, se fortalezca.
D. Sin embargo su misión (la ‘obra completa’) es proveernos madurez en la vida cristiana. Santiago no quiere reducirse solamente a la paciencia, ahora nos habla de la ‘obra completa’ de las pruebas, como la culminación mayor de las mismas. El término ´perfectos´ debemos de entenderlo en términos de la ‘consumación de la integridad y virtud humana’ (Concordancia Strong), es decir, como una descripción de la madurez en la vida cristiana. De ninguna manera se le debe de entender como ausencia de pecado, puesto que ese o es el sentido bíblico. El segundo componente de la ‘obra completa’ tiene que ver con el hecho de ser ‘cabales’, es decir, ‘completos en todas las partes’ (ibíd.), sin que haya en los creyentes cosas insanas o pecaminosidad deliberada.

II. La falta de sabiduría (vv.5-7)
Otra dificultad en la vida cristiana es la falta de sabiduría[2]. Esto a la vez conlleva a muchas complicaciones: por falta de sabiduría cometemos muchos errores y agregamos muchos sufrimientos a nuestras vidas. En torno a la falta de sabiduría, debemos de mencionar lo siguiente:
A. No todos los creyentes actúan con sabiduría. La sabiduría no siempre es un asunto automático, los creyentes vamos haciéndonos sabios en la medida que conocemos más de Dios y nos disponemos a vivir según su voluntad. Pero a veces es posible vivir sin estar alineados con la voluntad de Dios y por eso somos visitados por muchos sufrimientos en nuestra vida cristiana. Vivir lejos de la voluntad de Dios, es vivir una vida sin sentido, sin descubrir el propósito para el cual fuimos creados y traídos al mundo.
B. Pero todos los creyentes pueden pedirla. Santiago presenta a Dios como la fuente de la sabiduría (‘…pídala a Dios’), entonces, si notamos que ésta nos falta, podemos ir directamente a la fuente, con la certeza de que Dios puede dárnosla. En esto podemos distinguir dos cosas:
1. Dios da sabiduría: (i) abundantemente, pues no escatima si se la pedimos y, (ii) sin reproche, a diferencia de los seres humanos, que se muestran incómodos cuando se les pide algo reiteradamente, Dios no recrimina al que le pide sabiduría. Por el contrario se muestra solícito en conceder esa petición.
2. La Palabra garantiza que la recibiremos (‘…y le será dada’). Si Dios está dispuesto a darnos sabiduría abundantemente y sin reproche, entonces, los ‘hermanos’ debemos de tener la plena certeza de que la recibiremos.
C. Se debe pedirla con fe (vv.6, 7). De nada sirve ser consciente de que se tiene falta de sabiduría sino se pide precisamente sabiduría. De la misma manera, de nada sirve pedir sino se hace con fe.
1. La duda es la antítesis de la fe. La increencia empieza por la duda, nuestras dudas ofenden la naturaleza de un Dios todopoderoso. La duda no solamente es una ‘indecisión mental’ sino también ‘un conflicto moral interno’ (MacArthur) que nos lleva a la desconfianza.
2. Los que dudan son comparados a ‘la onda del mar’. Puesto que su falta de fe los coloca entre la creencia y la increencia. Transitan de un lado a otro sin tener firmeza ni confianza en lo que se está demandando de Dios. Este tipo de personas no tienen estabilidad espiritual, sus dudas lo llevan de un lado a otro, sin poder reposar en la seguridad de que Dios atiende al que carece de sabiduría.
3. El resultado de la increencia es la no-respuesta del Señor. Santiago es muy enfático en esta parte. Él escribe, ‘Quien es así, no crea que va a recibir nada del Señor’ (v.7, DHH). Si por un lado, Dios está presto a atender una oración sincera y de fe, por otro lado, se muestra renuente a actuar, cuando se duda de él.
Aplicación. Estimados hermanos, ¿cuántos problemas en la vida podríamos evitarnos si tan solamente pidiéramos sabiduría a Dios para actuar de acuerdo a su voluntad? Las pruebas producen gozo, pero la falta de sabiduría produce tristeza, frustración y dolor.

III. La inconstancia (v.8)
A. El peligro de la inconstancia, en la vida cristiana, es otra de las dificultades que experimentan muchas personas que, iniciando con gozo su carrera, pronto se extravían de la verdad (5:19, 20)[3]. La inconstancia entre los creyentes es un gran reto en la tarea de la iglesia, como comunidad pastoral. La voluntad de Dios no es la muerte del pecador, sino que éste se vuelva de su camino (cf. Ez.18:23).
B. Es una característica de aquellos que fluctúan entre dos tipos de conducta. Santiago trata de este tema a lo largo de toda su epístola (Cf. 2:4, 9, 10, 26; 4:8). El ‘hombre de doble ánimo’ es una persona de ‘fidelidad dividida’ (Barclay-Newman Greek Dictionary), por lo tanto vive una doble vida. Mas adelante Santiago va a comparar a este tipo de personas como una fuente de la cual salen agua dulce y amarga (3:11); salada y dulce (3:12).
C. Dios reprueba al hombre de ‘doble ánimo’ porque en el fondo es un hipócrita. Esta es una persona ‘que cree en Dios en ciertas ocasiones pero deja de confiar en Él tan pronto llegan las pruebas’ (MacArthur). Jesús afirmó que los hipócritas experimentarán lloro y crujir de dientes (Mt.24:51; cf. Stgo.4:8-9). El remedio para la hipocresía es la sabiduría de lo alto (cf. 3:17).
D. Los inconstantes son personas que hoy día piensan una cosa, y mañana otra. Es una especie de conducta religiosa bipolar. Un día pueden ser las personas más comprometidas en la iglesia, y otro, los más pesimistas y desanimados entre los hermanos.
Aplicación. Quisiera hacerte dos preguntas: (1) ¿Qué tipo de creyentes nos consideramos: constantes, inconstantes, hipócritas o sinceros?; (2) ¿qué tipo de creyentes queremos llegar a ser?

IV. La pobreza (vv.9-11)
Otra dificultad en la vida es sin duda la pobreza. Santiago le da mucha importancia a este tema en su epístola (especialmente en 2:1-7 y 5:1-6). Alguna vez el Señor Jesús mencionó: ‘siempre habrá gente pobre cerca de ustedes…’ (Mt.26:11, BLS). Esto siempre ha sido así. En América Latina, cerca del 60% de su población viven en un estado de pobreza. La iglesia evangélica latinoamericana, no es una iglesia que muestra una ‘opción preferencial por los pobres’, sino que es la iglesia de los pobres, con los pobres y para los pobres’. La pobreza es un grave problema pastoral en nuestras iglesias latinoamericanas, por lo tanto no debemos de obviar su presencia.
A. El pobre no debe desesperanzarse, sino, gloriarse ‘en su exaltación’ (v.9). Santiago invita al ‘hermano que es de humilde condición’ (una forma de designar al pobre en la literatura judía) a mirar el ‘otro’ cuadro. Aquel que le notifica acerca de su exaltación futura en el reino de Dios (cf. Lc.6:20-21)[4]. El hermano pobre nunca debe perder la esperanza de que recibirá una gran recompensa debido a su fidelidad, a su sabiduría para vivir la vida cristiana y a su fe probada en medio de las pruebas. Esta exaltación anticipada no es un ‘consuelo de tontos’, es la fe puesta en acción, es la paciencia que espera por la segunda venida (5:8)[5], es la esperanza de una redención futura, que ocurrirá con certeza.
B. Las riquezas son temporales (vv.10-11). Santiago menciona que las riquezas pasarán ‘como la flor de la hierba’, puesto que una vez salido el sol, ésta se seca y sólo sirve para ser quemada. Por lo tanto, el hermano pobre no debe de pensar que su exaltación está en el dinero, sino en la seguridad de la vida eterna y la recompensa por su fidelidad.
Si Las riquezas tienen un final y no son eternas, entonces, los hermanos de humilde condición deben de avocarse a ser fieles a Dios y esperar con paciencia el día de su exaltación plena. De nada vale envidiar la riqueza del rico, ni lamentar su pobreza. Deben resistir la tentación de depender del dinero, de esa manera recibirán la corona de vida (v.12).

Conclusión
Sin duda, estimados hermanos, las dificultades de la vida y las pruebas siempre van a acompañarnos. Sin embargo no debemos de tomar las vicisitudes de una manera negativa ni lastimera, debemos de alegrarnos por las cosas negativas que experimentamos. No olvidemos que es mejor enfocarnos en el para qué en lugar que el por qué. De esa manera entenderemos que el dolor es una oportunidad para crecer en la vida cristiana y que tenemos un Dios grande que ha prometido estar con nosotros cuando pasemos por el valle de sombra de muerte. Dios está con nosotros en el dolor y nos ama, ¡no lo dudemos!
-----------------------
Notas Finales
[1] El llamado de Santiago está en concordancia con la invocación que hace el apóstol Pedro, a los creyentes, a alegrarse en medio de las pruebas (ver 1 Pe.1:6).
[2] La sabiduría divina no debe de confundirse con inteligencia humana ni mucho menos con una categoría o práctica filosófica. Se trata del ‘entendimiento y las habilidades prácticas que se requieren para vivir de una manera que se glorifique a Dios’ (MacArthur). Mas adelante Santiago va a distinguir dos tipos de sabiduría: (1) una que es ‘terrenal, animal y diabólica’ (3:15); (2) la que desciende de lo alto (3:17).
[3] ‘Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad y alguno lo hace volver, 20sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados’.
[4] ‘Alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis’.
[5] ‘Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca’.

No hay comentarios: