martes, 31 de marzo de 2009

Sermon 5 (Características de la verdadera fe)

Pasaje: Santiago 2:14-26.
Tema: Características de la verdadera fe

Introducción
En esta sección, Santiago va a argumentar a favor de la unidad y la indivisibilidad de la fe y las obras. La verdadera fe es aquella que se expresa en buenas obras, puesto que las obras son la evidencia irrefutable de una fe verdadera. Sin embargo hay el peligro de descansar sobre una fe muerta, que no es fe al fin, sino un remedo torpe de la única y verdadera fe. La fe que es muerta, no puede justificar a la persona, tampoco el creer en lo correcto lo puede hacer (ortodoxia). Si la fe no va acompañada de obras, simplemente no es fe.

I. La verdadera fe no consiste en palabras (vv.14-16).
A. Decir que uno tiene fe, no garantiza una fe verdadera (v.14a).
La fe verdadera no trata solamente de palabras, ya Santiago nos había animado a que seamos hacedores y no solamente oidores de la Palabra. Una fe verdadera no se basa en lo que uno dice que puede hacer, sino en lo que uno hace. La vida cristiana es por naturaleza, cien por ciento práctica.
B. ¿Podrá ‘esa’ fe salvarle? (v.14b).
Esta es la traducción que emplea la NVI, para referirse a la fe que no es verdadera. Así como hay una religión verdadera basada en lo práctico (atender a los pobres en su aflicción y conservarse limpios del mundo), también existe una fe verdadera, basada en lo práctico (p.ej. atender a los pobres en su necesidad; ver v.15).
Santiago no se propone nunca querer descalificar la doctrina paulina de la justificación, que es el resultado de una fe verdadera, lo que quiere descalificar es la perversión de la fe verdadera.
C. Un ejemplo práctico de la fe que sólo se basa en palabras (vv.15-16).
Santiago nos presenta ahora un ejemplo de una fe basada solamente en palabras. Para esto utiliza la ilustración de un hombre o una mujer (probablemente huérfano o viuda, según el contexto) que no tienen con que vestirse y que comer (ambas son las necesidades más básicas del ser humano). Si alguien, a quien le es presentado el caso, opta por despedirlo de manera burlesca[1], espiritualizando su respuesta, que fe verdadera puede haber en él. El Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno, comenta en esta parte: ‘La expresión Id en paz implica una palabra de bendición específica. Calentaos y saciaos hace que esta bendición sea específica. Es piadosa. Está llena de fe; Dios proveerá. Es muy religiosa. Es teológicamente correcta. Lo que falta es el ir al guardarropas y la cocina y tomar de la propia ropa y comida y compartirla con el hermano que está en desgracia.’
Santiago termina el v.16 (NVI) con una pregunta contundente: ‘¿De qué servirá eso?’. La respuesta es predecible: ¡de nada!

II. La verdadera fe se expresa en obras (v.18).
A. Fe y obras no pueden separarse nunca.
En esta parte Santiago recrea el dialogo con una persona imaginaria, quien le insiste en separar fe y obras, como si se tratase de dones diferentes. Santiago responde defendiendo la inseparabilidad de la fe y las obras. Fe y obras son como dos lados de una misma moneda, no pueden separarse, de lo contrario carecerían de valor.
B. Fe sin obras, es una fe falsa.
La evidencia de una fe verdadera, son las obras. La fe no es ‘un simple ejercicio intelectual carente de compromiso activo a la obediencia práctica’ (MacArthur).
C. Obras sin fe, es mera filantropía.
El amor por lo semejantes (filantropía) no es algo malo en si mismo, pero no alcanza para ser salvos. Nadie puede reclamar salvación simplemente por practicar la filantropía. La salvación es el resultado de la justicia de Cristo imputada a favor de nosotros.

III. La verdadera fe no consiste en creer lo correcto solamente (v.19).
A. Decir que uno cree en Dios no garantiza una verdadera fe.
Ya hemos mencionado en un sermón anterior, que la ortodoxia, sino no va acompañada de ortopraxis, se descalifica a si misma. Hay que recordar el énfasis que Santiago pone a lo práctico, al hecho de ser hacedores y no solamente oidores (o conocedores). La fe no se mide por el discurso religioso, por más correcto que pueda ser en la teoría.
Nuevamente, frente a su oponente imaginario, Santiago le menciona una verdad de la ortodoxia judía (‘Tú crees que Dios es uno’, cf. Deut. 6:4-5)[2], no descalifica esa verdad, pero intenta decirle, que decirlo no le garantiza nada.
B. Los demonios también creen y tiemblan.
Para Santiago el mero creer que Dios existe, no es ningún merito. ¡También los demonios lo creen y hasta tiemblan! Tiemblan porque saben que sus actos no son justos (por el contrario son rebeldes) y que terminarán en el infierno. De la misma manera nuestro autor quiere que los que han pervertido la fe tiemblen ante Dios y muestren su fe verdadera por sus obras.

IV. La verdadera fe es vivificada por las obras (vv.17, 20, 22, 26).
A. La fe sin obras, es muerta (vv.17, 20b, 26b). La fe muerta es una fe falsa que no es fe en su esencia. Es una falsificación barata de lo que es la verdadera fe, por esto está muerta, por que no produce frutos. Judas (v.12) compara a los falsos maestros como ‘…árboles otoñales sin fruto, dos veces muertos y desarraigados’. La fe es vivificada por las obras, y los que la practican, también.
Entre los escritores de la antigüedad (i.e. Epicteto), la palabra ‘muerto’ era utilizada para designar lo inservible (Keener, p.690).
B. La fe se perfecciona por las obras (v.22).
Santiago quiere darnos la idea de plenitud de la fe. En esta parte John MacAthur comenta, ‘Así como un árbol frutal no ha llegado a su meta hasta que da fruto, la fe no ha alcanzado su perfección hasta que se demuestra por medio de una vida justa’.

V. “El hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe” (vv.21-25).
A. ¿Justificación por las obras o para buenas obras?
Santiago no se propone desdecir a Pablo en cuanto a la justificación sólo por fe. Tampoco se propone introducir una nueva doctrina de justificación por obras. Anteriormente ya había sostenido que la salvación –en cuanto buena dadiva y don perfecto- es un don gratuito (ver 1:7). De manera que necesitamos poner sus palabras en su contexto. Lo que está tratando de decirnos es que, ‘uno es salvado por lo que hace, así como por lo que cree’. En el sentido de que las acciones son la prueba de la fe (Comentario Bíblico Beacon, ‘Santiago’, p.222. Las negritas son mías). Recordemos que para Santiago, fe y obras son una unidad indivisible. En esta sección, ‘No concluye que el hombre es justificado por las obras y no por la fe, sino que es justificado por las obras y no por la fe sola. Santiago cree en la justificación por la fe, pero no en una fe que no tiene obras (Doerksen, ‘Santiago’ en Comentario Bíblico Portavoz, p.70)’. Somos justificados por la fe que se expresa en obras.
B. Ejemplos prácticos, acerca de esta declaración.
1. Abraham. Dado que los lectores de Santiago son mayormente judíos, nuestro autor toma la figura del patriarca para sostener de manera gráfica, lo que quiere demostrar. Para él, el hecho de que Abraham haya estado dispuesto a sacrificar a su hijo, fue contado como un acto que lo justificaba. Ese acto solamente demostraba ‘la autenticidad de su fe y la realidad de su justificación ante Dios’ (MacArhur). Notemos que este acto es posterior al hecho de ser declarado justo ante Dios (Gn.12:1-7; 15:6). La obra fue un acto posterior a la justificación de Abraham.
2. Rahab. Ella demostró fu fe verdadera ‘al arriesgar su vida y la de su familia para proteger a los mensajeros de Dios’ (MacArthur). Su fe la llevó a la acción. Su obra fue la mayor confirmación de que en ella habitaba una verdadera.

Conclusión:
Estimados hermanos, las enseñanzas de Santiago nos proveen un excelente complemento a las enseñanzas de Pablo, en cuanto a la justificación y la fe. Lo que Santiago ha querido demostrarnos, es que la fe debe vivirse y no solamente pensarse o decirse. Hemos sido justificados no por buenas obras sino para buenas obras. Este el sendero que nos toca transitar en la vida cristiana. Que nuestra fe, base de nuestra justificación, sea verdadera y que se exprese día a día en buenas obras. No olvidemos que la fe verdadera alegra el corazón de Dios y hermosea nuestras vidas.
--------------------
Notas Finales:
[1] Pues le dice que se vaya en ‘paz’, que se abrigue y coma hasta saciarse.; ¡como lo haría, si precisamente le falta ropa y comida; para eso vino ante él! ¿Como tendría paz en una situación así.
No olvidemos que hacer escarnio del pobre, o burlarse de él, es lo mismo que burlarse de Dios mismo.
[2] El Shemá, constituía la doctrina básica y fundamental de la ortodoxia judía. Recordemos que Santiago escribe ‘a las doce tribus que están en la dispersión…’ (1:1).

No hay comentarios: